Uno se pregunta, con una triste ironía, luego de pasar cerca de siete horas (casi ocho), que supuestamente estarían dedicadas con dulzura al descanzo de tu cuerpo, expectorando flemas y rugiendo cual extenso león y graciosa pantera... ¿Por qué me duele tanto la garganta?
La lacónica sonrisa da paso a una ira tan grande que solo me hace rugir un poco más, lo que me lleva a un dolor que me lleva a la ironía que me hace sonreir lacónicamente... Nada se pierde, todo se transforma.
2 comentarios:
Es gracioso como en esas horas que en vez de descansar los sudores de la luz y meterse dulce y tranquilamente al mundo de las quimeras imposibles, uno ruge y maldice al mundo por no crear suficientes almohadas pa acomodarse ni suficientes pastillas para desvanecer la tos; es en esos momentos insoportables y acalorados en los que uno se pregunta más seriamente (o pesimistamente) del porqué de su existencia...y si en una de esas rugidas o toses, uno escupirá un pulmón y morirá feliz aunque patéticamente.
Jejeje
Saludos said, oye te paso el mail de mi primo pa que platiquen alegres de piazzola:
tangocubico@hotmail.com
Creo que sí sería posible traerlos pa que toques con ellos en el olmo o en el ´león de mecenas, el pedo es ver donde los ponemos mientras tanto...Necesitan donde quedarse a dormir, comprenderas que esa bonita tradición de los juglares-indigentes ya no agrada a nadie...
La vida es dura y ustedes demasiado complicados...
Tengo calor.
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