P.d.- Tampoco esa es.
He estado buscando una palabra. Sigo sin saber cual es.
Las mañanas son aburridas y pretenciosamente repletas de posibilidades, uno abre los ojos y sabe que todo va a saltar sobre uno para recordarle lo repleto de repeticiones que tiene cada día (las sombras responderán a la ubicación de la luz, la pintura del quattrocento sigue siendo pintura deliciosamente matemática, yo abriré un poco los ojos y giraré para seguir durmiendo); yo decido pensar nietzscheanamente y buscar algo para comer en el día. Y de pronto él llega; él es un trasvesti que suele llegar con muchas parejas, a veces son las mismas que todos conocemos, otras son ellas que yo decido para él.
Ya que el ansia me domina, pienso en el contenido de la vivencia y resuelvo encontrarla: Si mi ansia es el encontrar una palabra, yo mismo la inventaré.
[Hay personas que me dicen que tome mis intuiciones y las construya con repetición, desarrollo y persistencia; han sido hasta hoy unas 30 ó 40 personas. Debo decir, que si de alguien debo aprender este consejo es de ellos mismos]
Los primeros ensayos resultan una verdadera burla de mi razón humana.
¿Dibilidibo?
Debo definir más correctamente mi trabajo de inventor de palabras:
1. Solo hago esto por ocio.
2. Y por diversión.
3. Puedo hacer una palabra que tenga un significado, puedo hacerla sin él.
4. Lúdicamente tiene más realidad ontológica la carencia de significado.
5. Si esta palabra la puede decir cualquier persona, entonces es una palabra que cualquiera puede inventar, y ya que la infinitud de individuos es la única sinceridad que nos ofrecen estos mismos, podemos decir que si puede inventarse la palabra, en esta infinitud ya ha sido dicha por alguien.
6. Solo quiero una palabra que nadie antes haya dicho.
Si quiero una palabra que nadie pueda decir. ¿Cómo la encontraré yo?
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