- Aquel que no haya visto una ciudad a las dos de la mañana ha pasado su vida con los ojos cerrados.
- Dijo: "por eso no quiero un presidente honesto". Entonces comencé a pensar en la construcción y armatoste moral que conlleva el ofrecimiento de un dinero extra para evitar las penas de la ley. El juego se encuentra fundamentalmente en evitar que el otro entienda que es parte del juego, es decir que se busca lograr que sea el otro quien enuncie lo que de principio se intuye. No se trata de engañar al otro, se trata de amagarlo; tampoco se trata de agredir al otro, se trata de suavizarlo. Quien tome la responsabilidad moral de enunciarlo es el verdadero perdedor; no importa que se vayan en el juego 100, 200, 300, 1500 pesos; lo importante es no perder el respeto moral. ¿Qué pasa cuando se pierde? El ganador siente el espíritu de la amabilidad recorriéndolo, el otro siente el desagradable sentimiento del engaño. Todo se trata de decir lo correcto en el momento correcto.
- Cuando se vive tanto tiempo con antiguos amores rodeandote el sentimiento amargo de "ella que fue mía ahora está en otros brazos" (que es precisamente lo contrario, pero al revés) se convierte en un sabor curiosamente grato, aunque nunca dejará de ser amargo. Ver a quien amaste con otr@ se conviere en un gesto extremadamente egoísta.
- Se puede entender entonces porque.
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